Consiste en inducir corriente eléctrica continua mediante dos electrodos de corriente (A y B), conectados a un amperímetro y para medir la diferencia de potencial mediante otros dos electrodos de potencial (M y N) conectados a un voltímetro, buscando determinar la resitividad del subsuelo, a partir de la cual se interpreta la composición litológica del mismo.